La mandarina (Citrus reticulata) es un pequeño cítrico que se cultiva desde hace miles de años. Esta deliciosa fruta es conocida por su sabor dulce y jugoso, lo que la convierte en una opción popular para comer al natural o añadir a macedonias. Originarias del sudeste asiático, las mandarinas tienen una especie distinta, con cáscaras finas y sueltas, y pueden crecer hasta 7 metros de altura. En este artículo, exploraremos la visión general, la historia, el cultivo, las variedades y el almacenamiento de la mandarina (Citrus reticulata). Sumerjámonos en el mundo de esta deliciosa fruta y descubramos todo lo que hay que saber sobre ella.
Visión general
Los Citrus reticulata, también conocidos como Mandarina, son una pequeña especie arbórea originaria del sudeste asiático. Sus frutos pequeños y redondos poseen una piel fina y fácil de separar, y suelen comerse crudos o incluidos en macedonias por su sabor dulce y suculento. También se pueden encontrar diversos híbridos, entre los que destacan la Mandarina, la Clementina, la Dancy, la Tangor y la Satsuma.
Se cree que estas delicias se cultivan desde el año 2000 a.C. y se cultivan ampliamente en climas cálidos y tropicales de todo el mundo. Los árboles pueden alcanzar una altura de 4,5 a 5 metros, y los frutos maduran desde principios hasta finales del invierno. Si se dejan en el árbol, su acidez disminuirá y el sabor se endulzará. Una de las variedades más populares es la Mandarina Shiranui, con frutos anaranjados de pulpa naranja. Una variedad alternativa, la Mandarina Citrus Tango, es elogiada por su sabor y calidad superiores.
Son un tentempié saludable, con pocas calorías y mucha vitamina C. Además, pueden conservarse en el frigorífico hasta seis semanas, por lo que son ideales para hacer acopio de ellas. Para todas las edades y entornos, las naranjas mandarinas son un tentempié delicioso y nutritivo.
Historia
Los anales de este cítrico se remontan siglos atrás, hasta el año 2000 a.C., cuando se cultivó por primera vez en el sudeste asiático. Con el paso de los años, su popularidad se extendió a otras regiones, como el subcontinente indio, Japón y Europa. En el siglo XIX, Estados Unidos dio la bienvenida a este manjar, y rápidamente se convirtió en el favorito de muchos. Durante esta época, se descubrió que este cítrico podía cruzarse con otras variedades, como los pomelos, para crear nuevos híbridos como la mandarina.
Un aspecto especialmente fascinante de su historia es su relación con el Año Nuevo chino. En esta ocasión especial se intercambia este cítrico como gesto de suerte y prosperidad. Se cree que esta costumbre comenzó en la dinastía Song, cuando el cítrico se utilizaba para rendir tributo al gobernante. A día de hoy, sigue apareciendo como regalo durante esta festividad en China y otros lugares. También se utiliza a menudo como pieza decorativa durante esta época.
A pesar de su dilatada crónica, en ciertas zonas del mundo su introducción ha sido bastante reciente. En Estados Unidos, no se generalizó su disponibilidad hasta finales del siglo XIX. Por aquel entonces, se consideraba un artículo de lujo, y su coste era bastante elevado. Hoy en día, es un producto habitual en las tiendas de comestibles y los mercados agrícolas. Ya se consuma como tentempié o se utilice para cocinar u hornear, este cítrico sigue siendo una golosina muy apreciada con una historia rica y llena de acontecimientos.
Cultivo
Cultivar estos cítricos requiere dedicación y esfuerzo. Para garantizar un rendimiento abundante y una cosecha de alta calidad, es esencial cuidar y gestionar adecuadamente los árboles. Poda: La poda es un elemento clave en el cultivo de mandarinas. Durante la temporada de reposo vegetativo, después de la cosecha, deben eliminarse las ramas rotas o muertas, y deben recortarse las ramas que se solapen o rocen entre sí. Esto ayuda a mantener el tamaño y la forma del árbol, además de fomentar la producción de más frutos. Fertilización: Debe aplicarse regularmente un abono equilibrado a los mandarinos para proporcionarles los nutrientes necesarios para el crecimiento y el desarrollo de los frutos. Con la debida atención a los detalles, se puede conseguir una buena cosecha de cítricos suculentos y nutritivos.
Variedades
A la hora de elegir entre las naranjas, existen muchas variedades. La Mandarina, un híbrido de mandarina y pomelo, es especialmente popular. La Clementina es una delicia agridulce sin semillas. La Dancy tiene un tono rojo anaranjado con un perfil ácido. La Tangor es un cruce entre la mandarina y la naranja dulce, que da como resultado un sabor ligeramente más dulce. Otras opciones son las mandarinas Satsuma, que se pelan fácilmente y no contienen semillas.
Para algo especial, prueba la mandarina Miel. Este delicioso cítrico tiene un sabor a miel que muchos adoran. La mandarina Shiranui es una delicia grande y jugosa, de color naranja brillante y sabor dulce. La mandarina Owari Satsuma es otra opción popular, conocida por su fruto sin semillas y su piel fácil de pelar.
La mandarina Citrus Tango es una variedad relativamente nueva que se ha convertido rápidamente en una de las favoritas por su calidad y sabor superiores. Su piel fina y su pulpa jugosa y dulce la convierten en una elección excelente. Otras variedades únicas para explorar son las mandarinas Kinnow y Nova, ambas con sus propias características distintivas.
Almacenamiento
Cuando se trata de conservar el sabor y la textura de las mandarinas, es esencial mantenerlas en un lugar fresco y oscuro, lejos de la luz solar directa. Un frigorífico es una excelente opción de almacenamiento, ya que el cajón de verduras tiene una mayor humedad y una temperatura más fresca.
Otro factor a tener en cuenta es su madurez. Para aprovechar al máximo su vida útil, refrigera inmediatamente las mandarinas maduras. Si no están maduras, deja que alcancen su plena madurez a temperatura ambiente antes de enfriarlas.
Para un almacenamiento prolongado, la congelación es una opción eficaz. Pela las mandarinas, desecha las semillas y ponlas en un recipiente o bolsa a prueba de heladas. De este modo, podrás disfrutar de esta delicia cítrica hasta 6 meses.
Por último, ten en cuenta que las mandarinas son propensas a absorber olores de otros alimentos. Para evitarlo, procura guardarlas lejos de alimentos con olores fuertes, como la cebolla y el ajo. Además, deshazte inmediatamente de cualquier mandarina mohosa o estropeada para evitar que se contamine. Con estos sencillos consejos de conservación, podrás disfrutar de la frescura de las mandarinas durante semanas o incluso meses.
Conclusión
En conclusión, la mandarina es un frutal delicioso y muy cultivado que se disfruta desde hace miles de años. Con su piel fina y suelta, es fácil de comer y perfecta para las macedonias. Sus muchas variedades, como la Mandarina, la Clementina y la Mandarina Citrus Tango, ofrecen una gama de sabores y calidad de fruta. Tanto si te gusta el dulce como el ácido, hay una mandarina para todos. Así que la próxima vez que busques un tentempié sano y sabroso, piensa en coger una mandarina y disfruta de los muchos beneficios que ofrece.